Diego Fernández Lima vestía un jean y campera azul. Era el 26 de julio de 1984 y el joven llevaba parte de su uniforme escolar y además su inseparable reloj-calculadora marca Casio, modelo CA-90. Fue la última vez que se lo vio con vida cuando tenía 16 años en el barrio porteño de Coghlan.
De Diego no se supo nada hasta hace pocos días, cuando unos obreros que trabajaban en una obra en construcción en un lote situado en Congreso 3748 encontraron restos óseos en una excavación para fundar cimientos. El macabro hallazgo llamó la atención porque además se produjo al lado de una casa donde había vivido el líder de Soda Stereo, Gustavo Cerati.
El misterio de su desaparición llevaba 41 años hasta que accidentalmente se encontraron los restos humanos junto con un icónico reloj Casio CA-90. Los mismos no se hallaron en el terreno principal, donde alguna vez se levantó una casa que tuvo a artistas como Marina Olmi y al propio Cerati entre sus ocupantes, sino en el jardín del terreno vecino, ubicado sobre la misma avenida. Este hecho le dio una nueva dimensión al misterio, ya que los investigadores ahora analizan la posibilidad de que el crimen esté ligado a alguna de las propiedades.
La historia del Casio CA-90, un revolucionario objeto tecnológico de los 80
El reloj Casio CA-90, conocido por su combinación de calculadora y un juego digital, se convirtió en una pieza clave en la investigación. En la década de 1980, este modelo, fabricado por Casio en Japón, fue furor entre jóvenes y niños. Su éxito no se basó solo en la función de calculadora que ya venían incorporando modelos anteriores, sino en el innovador juego que le permitía al usuario interactuar de una manera totalmente nueva con un reloj. Hoy, a cuarenta años de su lanzamiento, este aparato se transformó en un objeto de culto para los coleccionistas y en la única pista tangible en el expediente policial.
El legado de Casio no se construyó de la noche a la mañana. La empresa comenzó a revolucionar el mercado de la relojería con modelos como el C-60, el primero en incorporar una calculadora, sentando las bases de lo que serían sus futuros éxitos. Aunque modelos posteriores como el CA-50 y el CA-53W se hicieron mundialmente famosos por aparecer en películas como Volver al futuro, fue el Casio CA-90 el que se destacó por su función de entretenimiento. Este reloj, que hoy sería una simple pieza de plástico, en su momento se consideró una “microcomputadora de muñeca” por la empresa Casio gracias a su avanzada tecnología para la época.
La idea de Casio era convertir el reloj en un dispositivo de información personal. Esta visión se materializó años después con modelos como el CD-40 de 1984, que podía almacenar hasta 10 números de teléfono, reemplazando así a las pequeñas guías telefónicas de bolsillo. Este modelo fue un éxito rotundo, y vendió seis millones de ejemplares en solo cinco años, lo que demuestra la visión de la empresa Casio para el futuro. Los relojes de calculadora tuvieron variaciones para todos los gustos: algunos modelos ofrecían funciones científicas, como el CFX-400, mientras que otros, como el CMD-40, incluso podían funcionar como control remoto.
Cuándo apareció el primer reloj calculadora de Casio
El primer reloj calculadora de Casio fue lanzado mundialmente en 1980, aunque en Europa comenzó a comercializarse en 1981, unos meses después del lanzamiento global. Este modelo icónico se llamó Casio C-80 y fue muy popular y ayudó a consolidar a Casio en el mercado de relojes digitales con funciones avanzadas.
Aunque Casio fue pionera en popularizar y masificar el reloj calculadora, este tipo de relojes existía desde mediados de los años 70 con marcas como Pulsar, Calcron y Hewlett-Packard, que fueron las primeras en desarrollarlos y comercializarlos. Sin embargo, Casio fue quien logró éxito comercial real y amplio reconocimiento con su modelo de 1980.
Las funciones más innovadoras del primer reloj calculadora de Casio lanzado en 1980, el modelo C-80, fueron:
Teclado operable con la punta del dedo, que aprovechaba la tecnología de miniaturización original de Casio para integrar cómodamente la calculadora en un reloj de pulsera.
Capacidad para realizar las cuatro operaciones aritméticas básicas (suma, resta, multiplicación y división) con hasta 8 dígitos.
Un sistema llamado Finger Touch System (FTS) que podía interpretar y corregir pulsaciones accidentales o simultáneas de teclas, deduciendo la intención del usuario y mejorando la precisión del uso.
Todo esto integrado en un dispositivo portátil que funcionaba como reloj y calculadora a la vez, revolucionando el concepto de relojes multifuncionales en la época.
Además de su función calculadora, mantenía las opciones básicas de reloj digital, como la visualización del tiempo y posiblemente funciones estándar del momento, pero su innovación clave radicaba en la integración eficiente y el sistema inteligente de entrada táctil para los cálculos.